Heavy argento legendario – Malón en La Sala

Metal, cerveza y 30 años de “Espíritu Combativo”

Crónica del recital de Malón en la Sala de las Artes, Rosario

Txt: Nicolás Eliceche – Ph: Facundo Casali

Desde antes de que se abrieran las puertas, Rosario ya respiraba metal. Al llegar a la Sala de las Artes, la postal era la de siempre para un show de este calibre: remeras negras inundando la calle, pelos largos que flameaban con el viento, camperas de cuero curtidas por miles de recitales y, desde los parlantes de la puerta, riffs que anticipaban lo que se venía. Cervezas en mano, la previa tenía el sabor de las grandes noches.

Malón salió a escena con un objetivo claro: celebrar los 30 años de Espíritu Combativo, ese disco que marcó a fuego el metal argentino. Desde el primer acorde, la Sala explotó. El pogo comenzó en el acto, con esa mezcla de fuerza y camaradería tan característica del ambiente: golpes, empujones, pero siempre con respeto. Si alguien chocaba contra vos, la mano en el hombro y el “perdón” llegaban al instante.

Cuatro tipos solos arriba del escenario, pero llenando cada rincón con potencia. Claudio O’Connor, intacto en su voz rasgada; el Tano Romano, dueño de cada riff.

Entre tema y tema, no hubo respiro: el público cantó todo, desde el arranque hasta bien entrado el set. Después de una hora, hubo un parate breve, pero la intensidad nunca bajó. En un momento especial, la Sala entera le cantó el feliz cumpleaños al Tano, que había cumplido 61 años el 6 de agosto, apenas tres días antes. El guitarrista sonrió, levantó su cerveza y devolvió el saludo con riffs que hicieron temblar el piso.

La noche fue un recordatorio de que el metal, más que un género, es una comunidad. Y que Espíritu Combativo, tres décadas después, sigue sonando como una declaración de principios.

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