El tiempo no para – Cordera volvió a Rosario

Txt: Nicolás Eliceche – Ph: Elvio Alcaraz

Fuimos a ver al Pelado Cordera por primera vez a la Sala de las Artes, y no fuimos pocos. Esa noche se percibía ansiedad para ver al ex Bersuit, hoy al frente de La Caravana Mágica, en un show cargado de fuerza, emoción y una conexión con el público que solo los años —y el fuego intacto— pueden dar.
Cordera parece que no envejece. Energía desbordante, mirada intensa y esa presencia escénica que impone respeto y ternura al mismo tiempo. Sabe manejar el escenario como si fuera su casa, y el público como si fueran sus viejos amigos.
La banda sonó ajustada y poderosa. Entre los músicos, hubo dos presencias que destacaron con fuerza propia: su hija y su compañera, quienes se lucieron tanto en los coros como en interpretaciones solistas. Talento familiar que no necesita apellidos para brillar.
El setlist fue una mezcla generosa entre sus temas solistas y clásicos de la Bersuit, esos que activan la memoria colectiva y hacen vibrar a cualquier argentino. En un momento del show, el Pelado dejó una frase que quedó resonando en la sala:
“La Caravana y la Bersuit, un solo corazón.”
Y eso se sintió durante todo el recital: una continuidad emocional y musical entre lo que fue y lo que es. Porque más allá de los proyectos, la esencia sigue latiendo fuerte.
El final fue una fiesta. Aunque el show terminó, el público no se quería ir. Los aplausos no cesaban y, como si fuera un ritual, toda la Sala de las Artes quedó coreando “Señor Cobranza” como una última descarga de energía, como un grito colectivo que pidió un bis que nunca llegó, pero que igual nos llevamos puesto.
Cordera pasó por Rosario y dejó claro que sigue tan vigente como siempre. Que la música, cuando está viva, no tiene fecha de vencimiento.

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